Con el frío reaparece el problema de la energía, de los cortes, de la  insuficiencia de la capacidad instalada. Ese es el fenómeno visible. La causa,  poco analizada y discutida por la sociedad es la privatización y la  extranjerización de nuestros recursos energéticos. Ese es el motivo de la crisis  energética actual.
En Argentina se consumen aproximadamente 120 millones de metros cúbicos de  gas, de los cuales 20% consume la población (usuarios domésticos).
Se estima que hoy faltan unos 30 millones de metros cúbicos. Por eso  reaparece la crisis del gas. La razón es que no se invirtió en gasoductos, ni en  exploración por parte de las transnacionales que hoy explotan la actividad.
Esto sin contar a todos los argentinos que no cuentan con gas natural: NEA,  gran parte del NOA y los barrios y localidad más alegadas del resto.
Es decir, la población de menores recursos que debe consumir gas en garrafa  mucho más caro. En momentos de frío y mayor consumo, el precio de las garrafas,  en caso de poder conseguirse, aumenta sideralmente perjudicando a los argentinos  de menores recursos.
El modelo energético ha fracasado y las pruebas en su contra se acumulan por  falta de inversión:
• Agotamiento de las reservas descubiertas por las empresas del estado,  puesto que no se explora, como lo hacía Y.P.F. estatal.
• Subsidios de miles de millones de pesos del estado para las  transnacionales, para combustibles, en las tarifas, exención de impuestos,  exportación a simple declaración jurada, etc.
• Las reservas de hidrocarburos, cayeron en los últimos 10 años un 35 % y  están en el punto más bajo de los últimos 30 años; En el año 1988 teníamos 34  años de reserva de gas y ahora 8, en petróleo contábamos con 14 años de reserva  y hoy con 10 años.
• Durante los últimos 15 años se privilegió la exportación de gas (13  gasoductos para sacar el gas natural de Argentina) y se permite hasta ahora la  exportación del petróleo crudo y naftas.
• Exportamos materia prima e importamos combustibles. Se retomó la  importación de gas natural desde Bolivia y desde hace tres años importamos gas  congelado, pagando precios altísimos de nuevas tecnología (buque regasificador  en Bahía Blanca) para descongelar el gas y convertirlo en gas natural, por el  cual el usuario paga el impuesto a la importación.
• De un país exportador no hemos convertido en un país importador de  energía.
La energía no es una “mercancía”, es un bien social. Todos los recursos  energéticos pertenecen al pueblo argentino, sin embargo, están en manos de los  grupos transnacionales en un 95%, y ellos deciden en todo el proceso,  escamoteando la exploración y definiendo a favor de sus ganancias el precio  final del combustible.
La propuesta a considerar por el conjunto de la sociedad es la recuperación  del patrimonio nacional a manos del pueblo. Se impone la estatización de la  energía. El problema es el acceso al agua, al gas y a la electricidad. En pleno  siglo XXI nadie puede vivir con dignidad si no tiene acceso a esos bienes.
La energía es un derecho humano, no una fuente de riqueza para algunos y  sufrimiento para muchos.

Jose Rigane, Secretario de Organización de la CTA; Secretario General de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA-CTA); Coordinador Nacional de la Constituyente Social
 
 
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